25N Día Internacional contra la Violencia de Género

Quizás últimamente no haya sabido encontrar el tiempo necesario para alimentar con palabras este espacio, quizás sea eso o que determinados acontecimientos que vienen ocurriendo en la sociedad mundial hacen empequeñecer mis argumentos y me incitan a dejar en un segundo plano la expresión de mis ideas.

Me refiero, por ejemplo, al recrudecimiento de la violencia en la franja de Gaza o al acercamiento que he tenido hace unos días a lo que ocurre en los campamentos de refugiados saharauis desde hace 37 años.

Sin embargo, hoy decido escribir porque en el mundo en general y en España en particular, la gente vive otra guerra. Una guerra que está latente en nuestros pueblos y ciudades, un conflicto que no es militar, pero que no carece de armas. Se trata de batallas puntuales que, en muchas ocasiones, pasan al olvido al instante porque el suceso ocurre en otro barrio, en el pueblo de al lado, o en una provincia que no es la nuestra. Maria Rosa, Estrella, Carmen, Antonia, Amparo,... inician una lista de 43 mujeres que han perdido la vida relacionadas con la violencia de género en España en lo que llevamos de 2012.

Hoy, 25 de noviembre, se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y quiero sumarme al homenaje que a lo largo de esta jornada llevarán a cabo numerosos colectivos, asociaciones y personas anónimas.

Las administraciones públicas (Ayuntamientos, Comunidades Autónomas y Gobierno Central) tienen a disposición de la mujer múltiples herramientas para poner freno a esta barbarie, aunque es comprensible las trabas con las que se enfrenta una persona para dar ese paso adelante, incluso antes de abrir la puerta de su casa.

La violencia de género tiene que erradicarse en la infancia. La educación desde niños juega un papel trascendental para que los adultos del futuro sepan qué significa la palabra IGUALDAD. Nadie es posesión de nadie, cada persona (sea hombre o mujer) es totalmente libre y no puede verse sometida a ningún tipo de control por otra persona. El respeto y la igualdad son valores que tienen que estar grabados a fuego en nuestros corazones, para que así podamos ganar esta guerra; una guerra oculta cuya munición no es otra que la creencia de sentirse superior a otra persona.